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Que yo también me quedo a veces…

Eva Nasarre: «Yo no puedo vivir en un país donde una persona tenga que elegir entre comer y tomar la medicación»

Algunas cosas conviene que no se olviden, ni se aparquen, sino que estén bien presentes. Sobre todo en el momento presente.Esto es lo que dice Eva Nasarre sobre la situación en que se están viendo los dependientes de este país tras los recortes que comienzan a aplicarse. Fue durante su participación en el debate sobre la Ley de Dependencia que, organizado por la Plataforma Ley de Dependencia de Castilla-La Mancha, tuvo lugar en Toledo el pasado día 8 de marzo.[embedplusvideo height=»365″ width=»450″ standard=»http://www.youtube.com/v/xCySbXJk8nM?fs=1″ vars=»ytid=xCySbXJk8nM&width=450&height=365&start=&stop=&rs=w&hd=0&autoplay=0&react=1&chapters=&notes=» id=»ep2832″ /]

Cuidado con lo que publicas en las redes sociales

Tuve ocasión de ver este vídeo cuando comenzó a circular por Internet, el pasado 31 de enero. Ayer lo mostré a un grupo de alumnos y pude comprobar cómo sorprende su contenido. Por eso me he decidido a compartirlo a través de mi blog.Ahí va mi invitación a la reflexión, una serena llamada a la prudencia.Espero que me cuentes qué te ha parecido.[embedplusvideo height=»281″ width=»450″ standard=»http://www.youtube.com/v/XSYGhgACzoU?fs=1″ vars=»ytid=XSYGhgACzoU&width=450&height=281&start=&stop=&rs=w&hd=0&autoplay=0&react=1&chapters=&notes=» id=»ep4081″ /] 

Sobre la libertad de prensa y la protección de fuentes informativas

No es lo habitual, pero me siento obligada a escribir una aclaración porque me ha sorprendido y mucho lo que ha ocurrido durante las últimas horas en el ayuntamiento de Alcantarilla. Tras repasar los correos electrónicos que han suscrito algunos de sus trabajadores, aquellos que firmaron un documento pidiendo que cese el acoso laboral para trece de sus compañeros, y comprobar cómo no solo culpan sino que también condenan a sus enlaces sindicales, no tengo más remedio que ponerle nombre a mi estado; ojiplática (con los ojos como platos, vamos)La sorpresa no tiene su origen en el miedo que destilan las palabras, ni siquiera en la extraña contradicción en que creo que caen muchos de ellos, porque no dicen lo mismo cuando hablan que cuando escriben. Y creed que sé bien de qué hablo. Sino en la extraña persecución del origen de una publicación en prensa, porque me trae recuerdos que no son precisamente gratos.Hasta ahora, me cabía esperar cualquier cosa de políticos, empresarios, profesionales y, por supuesto, sindicatos, pero no me esperaba que un grupo de trabajadores se lanzara a la caza y captura del responsable de que a una periodista le llegue un documento que de secreto no tiene nada, una vez que se ha registrado en el ayuntamiento. Un lugar en que, hasta donde mi modesto entender me lleva, no se registran escritos secretos. Para eso está el Centro Nacional de Inteligencia.Pues no, apreciados funcionarios y personal laboral (¿lo he escrito bien?) del ayuntamiento de Alcantarilla, la información no me ha llegado por un enlace sindical. Por favor, no les lleven hoy a la hoguera por mi culpa, no les quemen ni les condenen. Si de algo les tienen que culpar es precisamente de lo contrario, o al menos esa es mi experiencia con los representantes sindicales de la empresa para la que trabajan. Ellos mismos se lo pueden confirmar, son huesos para la prensa. Y esto, desde mi punto de vista, no es precisamente bueno. Pero allá ustedes.Respecto a la publicación, lamento anunciarles a todos que no voy a pedir permiso a nadie para publicar la información que cae en mis manos y está debidamente documentada. Eso sí, y en esto soy muy estricta, no doy difusión a los datos confidenciales de nadie. Lo que significa que nadie, excepto yo, dispone de las firmas que acompañaron al documento. Solo se ha difundido el escrito presentado. Así que, si es eso lo que les quita el sueño, vuelvan ustedes a soñar, por favor.Siempre a su disposición.logo_Isabel_Franco_250x70 

Mis pilares de la tierra en la parada

Miraba mis manos y no las conocía, eran rudas y estaban ajadas, castigadas por un medio mucho más duro de buscar mi manutención que cualquiera de los que he conocido. Levanté la vista y me encontré con un escenario propio de una novela de Ken Follet. Había retrocedido siglos en el tiempo y me veía a mí misma portando un rudo vestido de arpillera que denotaba mi origen humilde y mis escasas opciones de mejorar.Era una mujer pobre en la época medieval y me encontraba en la plaza de un pueblo, con iglesia y muralla. En un lateral se agazapaban unos niños que jugaban en torno a una mesa, en un rincón de la posada local, donde un grupo de personas hablaba y bebía. Me acerqué a una pedigüeña que, a juzgar por su aspecto, llevaba todo el día en la misma postura y toda la semana con la misma ropa:-Buena mujer ¿por qué revolotean los chavales en torno a esos señores?-.Con la mirada perdida me contestó:-Son el conductor de la diligencia, el juez, la concubina del primero y la que el segundo quiere convertir en su concubina. Gente de bien que maneja cuartos y poder, no como nosotras que no tenemos donde caernos muertas.Me sorprendió la dureza con que aquella mujer describió nuestra realidad y agradecí su sinceridad, y sobre todo la información que me dio. Verdaderamente era un grupo peculiar. Mientras el conductor hablaba con una mujer verdaderamente poco agraciada, que además acusaba una pronunciada cojera («¡Las comadronas, que no saben hacer su trabajo!» había observado la mendiga), al juez se le veía desplegando todos sus encantos ante la otra mujer bastante mejor tratada en el reparto de máscaras a que nos someten antes de nacer. Ella no paraba de sonreírle, invitándole a seguir hablando y acariciando con su mirada cada palabra que el otro pronunciaba mientras devoraban juntos jamón y depuraban el vino como si de agua se tratase.-Preparan la rebelión contra el comendador, que se ha dado a la bebida y a las mujeres, lo que llaman ‘mala vida’ quienes no saben vivir. Y para no aburrirse mientras piensan, se han traído a esas dos para hacerles creer que les importan sus observaciones sobre el plan que están tramando.La mujer seguía siendo cruelmente sincera y me ponía al día con una claridad que verdaderamente agradecía. Tanto es así que me sorprendí a mí misma acercándome cada vez más a ella para no perder ni una sola de sus palabras en la distancia:-Intentan pasar desapercibidos mientras la maestra del pueblo y el posadero, que están casados pero tienen un lío entre ellos, preparan también otro plan para acabar con el comendador. El pobre sabe que van a por él, pero no sabe que quienes lo quieren liquidar más en serio son sus amigos. Cree que son los dos tortolitos ingenuos que sirven de señuelo para el verdadero plan.Aquello comenzaba a parecerse a una verdadera novela medieval, con poder, intriga, luchas sociales y un poco de lascivia, como mandan las escrituras, así que me acerqué un poco más a la mendiga, tanto que me me di un golpe en la cabeza.-Uy! Cómo duele. – Dije espontáneamente nada más notar el choque en mi frente.-Claro hija -me contestó una mujer, esta vez vestida con ropas modernas y un moderno peinado- te has quedado dormida mientras esperas el autobús.

Impresionante ver lo que algunas personas pueden hacer con hilo y aguja

Esta publicación de 20Minutos me recuerda aquellos tanques pintados de rosa y otras composiciones impresionantes para el ojo humano. El arte llevado al nivel de la gente sencilla.El crochet (ganchillo) sustituye a la pintura

Dos historias en una

El cuervo hace una interpretación magistral, y el bebé también, parece que llora de verdad.watch_popup?v=4meeZifCVro

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