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Escribo este post mientras actualizo el tercero de mis dispositivos susceptibles de disfrutar o sufrir los cambios que vienen de la mano del nuevo sistema operativo IOS 7. Creo que 48 horas no son suficientes para valorar las novedades, incluso cuando se hace un uso intensivo de los dispositivos móviles de Apple como es mi caso.

Por eso aviso ya, me voy a basar en impresiones. La primera, y que me perdonen los fanáticos de Apple, es que ahora la apariencia es similar a la de Android. Esos colores básicos, esos tonos pastel, todo me recuerda al mundo Android. Y lo siento por quien se pueda sentir ofendido con esto. También es verdad que se trata de una primera impresión, porque conforme pasan las horas te parece que en efecto el diseño es más limpio. Ya veremos.

Decir en primer lugar que descargar y actualizar es tan sencillo como lo ha sido siempre. Siempre que tienes configurada la copia de seguridad automática en la nube para evitar posibles disgustos. Y también que estos nuevos iconos son diseños vectoriales que permiten conservar la calidad de la imagen sea cual sea su tamaño (¡Gracias Ángeles Portillo por la explicación!). Es cierto que se nota, sobre todo en las animaciones que trae configuradas por defecto. Aviso de que yo soy una de esas usuarias que se pasa el tiempo buscando la manera de eliminar tanto efecto visual que, a la larga, solo contribuye a cansar aún más nuestra castigada visión.

A favor

Lo más importante es lo fácil que nos pone ahora el nuevo SO acceder a determinadas funciones que antes simplemente no existían, como la linterna, y otras que una vez descubiertas se convierten en imprescindibles, como la opción ‘no molestar’. Todo ello gracias al Centro de Control al que podemos acceder deslizando el dedo desde la parte inferior de la pantalla hacia arriba. Todo un invento que, además, es operativo también cuando la pantalla está bloqueada.

Pero si tuviera que quedarme con alguna de las nuevas funciones descubiertas desde que he actualizado, sin duda sería con la opción de cerrar las aplicaciones. IOS 7 ha sustituido el incómodo proceso de hacer doble click en el botón home para luego poner el dedo sobre las aplicaciones durante dos segundos y todo lo que ello conllevaba. Ahora todo es más sencillo. Basta con hacer ese doble click y te aparecen todas en el centro de la pantalla junto a sus miniaturas. Para cerrarlas, nada tan sencillo como poner el dedo sobre ellas y deslizarlas hacia la parte superior de la pantalla. Nada de esperar, nada de tratar de encajar el dedo sobre el aspa del icono temiendo el error milimétrico que no nos podíamos permitir.

También me gusta el nuevo centro de notificaciones, que ahora incorpora la agenda y además nos da la opción de ver las notificaciones de ‘hoy’, ‘todo’ o ir directamente a ‘no visto’. La programación de las actualizaciones en segundo plano es la culminación de un proceso que ya se inició cuando la versión anterior dejó de pedirnos la contraseña para actualizar. Ahora es más rápido, más cómodo y nos permite ahorrar batería.

Sobre la cámara, sus nuevos formatos y la nueva distribución de las fotos prefiero no pronunciarme aún.

En contra

Algo que no acabo de digerir en el nuevo IOS 7 es la gama de colores y la combinación de estos. Acostumbrada como estaba a tantos negros en la anterior apariencia, que todo se convierta en algo tan claro no me acaba de cuadrar. Sé que se ha buscado una apariencia más nítida, pero tengo mis dudas sobre la visibilidad de tantos detalles luminosos en plena calle y a plena luz del día.

Lo mismo me ocurre con las carpetas. Si bien agradezco que ahora los iconos sean más grandes (más bien lo agradecen mis ojos), ese fondo difuminado en blanco no me acaba de ofrecer garantías. Porque no lo veo. Esa es la verdad. Tanto es así que he debido sustituir el fondo para que exista un mayor contraste que me favorezca la visión. Porque esta es otra novedad, la apariencia se adapta automáticamente a la imagen que hemos seleccionado como fondo de pantalla.

Bueno, estas son mis impresiones ¿cuáles son las tuyas?