Me siento a escribir cuando apenas hemos recorrido la mitad de la jornada del 8 de marzo porque hace ya un par de horas que acuso las consecuencias de la avalancha de mensajes, iniciativas, actos y otros tantos tópicos como tienen lugar en torno a las conmemoraciones.[embedplusvideo height=»365″ width=»450″ standard=»http://www.youtube.com/v/Yg9i0zH56VM?fs=1″ vars=»ytid=Yg9i0zH56VM&width=450&height=365&start=&stop=&rs=w&hd=0&autoplay=0&react=1&chapters=¬es=» id=»ep7133″ /](Compartido esta mañana por Manuela Marín, presidenta de la Organización de Mujeres Empresarias y Profesionales de Murcia con toda su junta directiva a través del grupo Omep2 de WhatsApp)Que conste, en primer lugar, que estoy a favor de esta conmemoración. Solo me produce rechazo que se utilice este día para darnos la oportunidad de vestir nuestras mejores galas en actos públicos mientras seguimos atendiendo el despertador a las 6 de la mañana, después de acostarnos a las 2 de la madrugada, para atender nuestra doble jornada laboral. Y todavía, en demasiadas ocasiones, por mucho menos de lo que gana un hombre y escuchando el consabido «Deberías estar agradecida».Yo hoy formulo un deseo; que logremos que se conviertan en historia todas aquellas reinvidicaciones que justifican una jornada como esta. Por favor, que evitemos que entregas de premios, proyecciones de películas y charlas diversas nos impidan cambiar el hecho de que la mujer se encuentra salarialmente discriminada con respecto al hombre incluso en los países más avanzados, que no nos ciegue ante el techo de cristal, que tengamos claro que sigue siendo una realidad que la mujer se ve obligada a asumir la doble responsabilidad trabajo/familia y solo tiene como alternativa, aún hoy en día, renunciar al trabajo o a su empresa si las cosas se ponen difíciles para llevarlo todo adelante.Y, lo que es más importante, que de una vez por todas se reconozca el gran trabajo que hacemos como cuidadoras de la familia. Porque desde mi humilde opinión nuestro principal valor reposa en nuestros desvelos hacia los demás, la capacidad de entrega y sacrificio de tantas madres, hermanas, esposas e hijas que llevamos impreso en el ADN la atención a los nuestros, la renuncia y el sacrificio. Eso es lo que nos permite aportar un valor añadido y extraordinario a nuestra manera de hacer las cosas en el trabajo, en la empresa, en la sociedad.Dicen que por la boca se pierde la fuerza, y temo que el 8 de marzo sea el día en que nos permiten desahogarnos para el 9 de marzo seguir como siempre. Evitarlo depende de todos.Yo propongo que esta jornada nos permita crecer un poco más como personas y os recomiendo leer dos artículos; el primero de ellos de Marta Ferrero, sobre tópicos y experiencias. El segundo de Sandra Céspedes, sobre la conmemoración en esta fecha. Además de seguir la campaña de Naciones Unidas.[embedplusvideo height=»281″ width=»450″ standard=»http://www.youtube.com/v/Dnq2QeCvwpw?fs=1″ vars=»ytid=Dnq2QeCvwpw&width=450&height=281&start=&stop=&rs=w&hd=0&autoplay=0&react=1&chapters=¬es=» id=»ep7494″ /]Esta es la canción que ha editado Naciones Unidas para recabar fondos con que financiar proyectos internacionales en el entorno femenino. Puedes comprarla aquí y también en iTunes y Amazon. Y os deseo un buen día, a todas.
