Transcurrido suficiente tiempo desde que decidimos someternos todos a la dura prueba de la Navidad, llega el momento de hacer un balance serio del año pasado. Y la verdad es que no es malo (alguien va a pensar que definitivamente he perdido el norte, el sur y todos los puntos cardinales).El caso es que 2010 acabó de una manera muy distinta a como yo había soñado justo cuando empezó. Para mi iba a ser el año de ‘Volver’ , y no me refiero a la película de Almodóvar, sino a mi propia representación en la serie de la vida. Era el año en que esperaba tener la oportunidad de retomar mis actividades previas a la enfermedad, las que tanto me costó abandonar, y mi relación con otras tantas personas de mi entorno, por las que tantas lágrimas derramé. Iba a ser el año en que me demostrara a mí misma que las oportunidades son ilimitadas y las posibilidades de cambio y mejora también. El año en que, por fin, los míos podrían comenzar a olvidar tantos desvelos y sinsabores.Pues nada, no ha sido nada de eso, al menos no lo ha sido tal y como lo soñé. En efecto ha sido el año de la paloma, pero el de una paloma mensajera que se vio abatida nada más levantar el vuelo por la bala de un cazador furtivo (y digo furtivo porque se encerró bajo 7 llaves nada más hacerlo). Así apenas había podido sacudir el polvo de mis alas con mis primeros vuelos, cuando me volví a ver en el suelo, recuperándome del impacto que me produjo la caída.De esta manera me he pasado más de la mitad del año, con el ala herida y caminando en vez de volar por eso de que el suelo siempre es más seguro. De los desvelos de los míos nada nuevo que añadir, no tanto la salud del cuerpo como la salud del alma, pero siguen preocupados por mi salud.Pero yo he aprovechado la experiencia, y que ya sé cómo se tragan los sapos, consiguiendo darle la vuelta. El otro día reflexionaba con una amiga y resultaba increíble la conclusión; tengo menos dinero que antes -menos de la mitad cada mes-, vivo en casa más de lo me gustaría que me permitiera el trabajo, mi vida es austera hasta el extremo, pero he salido ganando. Si.Un cambio indeseable, más por su manera que por su contenido, me ha permitido romper lazos indeseables. Con hábitos de vida que definitivamente no me hacían feliz, con personas tóxicas, con un modelo de subsistencia que consumía mucha más energía de la que nadie se puede permitir gastar y con una evolución que lo único que hacía era alejarme cada vez más de la persona que soy hoy como resultado de todo lo vivido durante mis 40 años de vida.Y hoy tengo la certeza de estar mejor acompañada -siguen a mi lado quienes de verdad me aprecian-, de encontrarme más tranquila, de atender mejor a mi familia, de saber lo que quiero y, lo que es más importante, lo que no quiero.Y por eso creo que finalmente lo conseguí, logré que el pasado fuera el año 10, aunque no exactamente como hubiera querido. Pero lo logré y ese tanto es mío. De nadie más.Ahora comienza el 11, todo un reto, y yo lo celebro junto con el primer aniversario del grupo ‘Mucho x vivir’ (AECC) de Alcantarilla. Un grupo integrado por el mayor tesoro que he encontrado en Alcantarilla a lo largo de los años (después de mi marido, claro); las mujeres diagnosticadas de cáncer que cada martes acuden al Casino, a las 6 de la tarde. Y con ellas celebro que, como el cáncer, todo tiene un lado positivo, un aprendizaje, una mejora, un crecimiento. Sin más. Y sólo pido eso para el 11; seguir. ¿Será ésta algún día una película de Almodóvar?Volver, Estrella Morente

Comida de Navidad 2010

¡Cumplimos un año!