Cuando la seguridad es crítica, la comunicación debe estar a su altura. Acompañar a Grupo Sureste, empresa líder en seguridad privada, en el operativo de accesos nocturnos en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha sido uno de esos retos donde la coordinación, la discreción y la eficacia se convierten en ejes esenciales del trabajo bien hecho.

Agentes de seguridad de Grupo Sureste durante el operativo de accesos nocturnos en la T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas
Control de accesos en el aeropuerto de Barajas. Grupo Sureste coordina el operativo nocturno con AENA, respaldado por una estrategia de comunicación discreta y eficaz.

El contexto: precisión operativa y mirada institucional

Grupo Sureste lleva años prestando el servicio de seguridad integral en el aeropuerto de Barajas, incluyendo todas sus terminales y el perímetro. Actualmente, lo hace a través de una plantilla de más de 500 profesionales, cuya labor diaria garantiza la protección de miles de personas en uno de los puntos neurálgicos del país.

La experiencia acumulada en un entorno tan complejo permite abordar con solvencia nuevos retos, como la reorganización de los controles de acceso nocturnos implementada recientemente.
Este proceso ha implicado no solo una reconfiguración operativa, sino también la necesidad de acompañar desde la comunicación interna y externa con especial atención al impacto social, a la fluidez de los desplazamientos y al respeto de los protocolos establecidos por AENA.

Una comunicación integrada y coordinada

Desde el primer momento, asumimos que el papel institucional y la interlocución pública correspondían a AENA. Nuestro objetivo era ocupar el lugar que nos correspondía como empresa prestadora del servicio, asegurando que la comunicación de Grupo Sureste estuviese a la altura de su profesionalidad: discreta, coherente y eficaz.

La estrategia se diseñó en coordinación con la Dirección General de Grupo Sureste, con su liderazgo claro y un enfoque alineado.
En ese marco, mantuvimos una coordinación constante con el gabinete de comunicación del aeropuerto, lo que permitió asegurar mensajes unificados, coherentes y respetuosos con los cauces oficiales.
Además, fuimos integrados en el comité de crisis del aeropuerto, lo que nos permitió participar en todas las decisiones relevantes y actuar con pleno conocimiento de los protocolos, necesidades operativas y posibles escenarios de respuesta.

Mi papel fue desarrollar e implementar una hoja de ruta que respondiera a tres principios:

  • Anticipación y preparación de mensajes clave.

  • Seguimiento continuo del operativo para detectar necesidades comunicativas.

  • Apoyo a los equipos sobre el terreno con herramientas informativas precisas y adaptadas.

Resultados: normalidad como objetivo cumplido

En comunicación institucional, que no haya noticia también es una forma de éxito. La normalidad fue nuestro mayor logro.
La operación se desarrolló con fluidez, sin generar tensiones innecesarias, atendiendo a casos sensibles con humanidad y firmeza, y manteniendo siempre el foco en el servicio público y la seguridad de las personas.

Reflexiones desde la experiencia

Este trabajo ha reforzado mi convicción de que comunicar no siempre implica hablar más, sino hacerlo mejor. A veces, consiste en construir los cimientos invisibles que permiten que las cosas funcionen.
He aprendido a afinar la escucha, a trabajar al ritmo de los equipos operativos y a actuar con rapidez cuando la situación lo exige. Y, sobre todo, a entender que en escenarios de alta sensibilidad, lo importante no es destacar, sino responder con profesionalidad.

Formar parte de este proceso ha sido un orgullo profesional. Agradezco la confianza de Grupo Sureste y sigo apostando por proyectos que exigen lo mejor de mí: visión estratégica, capacidad de adaptación y compromiso con los valores de la organización.